Lectura para la comprobación de lectura del 18/10/08.

10 razones para aborrecer la publicidad.

Víctor de La papelera me invitó amablemente al Festival de Blogs: Publicidad en la Red que es una especie de nuevo «formato» que está siendo promovido por Manuel de Mangas Verdes. En inglés son más conocidos como Carnivals. Víctor sabía que por aquí suelo hablar a veces de la publicidad en Internet, así que aunque me daba un poco de pereza he sacado un rato para escribir algo al respecto. Al final me salió un «10 razones...» que en cierto modo sirve como resumen de muchas de las ideas, sensaciones, razones y argumentos que he explicado en otras ocasiones y durante mucho tiempo sobre este tema.

De modo que esta es mi aportación personal al Festival de Blogs: Publicidad en la Red:

10 razones para aborrecer la publicidad en Internet

1. Ya hay demasiada publicidad en el Mundo Real™. El planeta y nuestras vidas están llenas de publicidad por todas partes. Arrojar más y más publicidad a Internet es absurdo. Periódicos, televisión, radios, vallas publicitarias en las calles y las carreteras. La publicidad es ubícua. Recibimos publicidad no deseada en folletos al salir del metro o pasear por la calle. Publicidad en papel inunda el buzón de nuestra casa. Recibimos llamadas de teléfono que no esperamos, con las que intentan vendernos algo que no necesitamos. Mensajes a través de SMSs que no nos interesan. Nos obligan a ver anuncios antes de las películas en el cine o al alquilar un DVD, ¡aunque estemos pagando por ello! ¿No merecemos que exista una zona verde protegida de publicidad en el Universo?

2.Los anunciantes intentan «matar moscas a cañonazos». Esto también sucede en el Mundo Real™: la mayor parte de la gente no quiere saber nada de la publicidad, de modo que la respuesta es «más publicidad todavía». En la Red los ratios de clic en la publicidad en forma de banners o anuncios de texto son menores del uno por ciento normalmente. A veces incluso tan bajos como el 0,1%. Sin embargo, medios y anunciantes consideran eso todo un éxito. Ofrecen sus productos a 1.000 personas y aunque 999 gritan «¡hey, no nos interesa un pimiento lo que nos estás contando!», consideran que tienen que seguir insistiendo. Paradójicamente, si dedicaran más dinero a mejorar sus productos no tendrían que anunciarlos. Por otro lado, la «publicidad de marca» no funciona. En Internet los estudios demuestran que con el tiempo las personas desarrollamos «ceguera a los banners», o a cualquier nuevo formato. Al menos la naturaleza es sabia.

3. La publicidad en la Red es unidireccional. Al igual que en el Mundo Real™, los anunciantes bombardean con su publicidad en un sólo sentido: hacia ti. Pero resulta obvio que en realidad no les interesa mucho la opinión de la gente. Aunque te pidan tus datos y tu e-mail para luego enviarte más publicidad. Si atraviesas los anuncios con un clic llegas muchas veces a sitios pobremente diseñados, nada interactivos y en los que no puedes opinar sobre los productos: sólo comprarlos. Nada de pedir ayuda, y mucho menos quejarte. ¿Has probado alguna vez a enviar un correo dejar un mensaje a una empresa que se anuncia en la Web? Tendrás suerte si un robot te contesta. O si te responden por tu nombre y aciertan. Pocas veces hay excepciones. La realidad es que quieren que compres, pero no quieren escucharte.

4. La publicidad crea falsas esperanzas. Muchos pequeños webmasters, autores de weblogs o propietarios de pequeñas páginas piensan que poniendo publicidad en su web ganarán algo de dinero como para vivir mucho mejor, resolver sus problemas o mantener su negocio. Pero en realidad sólo una extremadamente pequeña minoría de empresas y profesionales gana realmente dinero con la publicidad en Internet. Y normalmente son los intermediarios. De modo que la inmensa mayoría, con sitios web pequeños y medianos, reciben migajas en publicidad. Pero para justificarse intentan hacer ver a los demás lo bien que les va, al más puro estilo del márketing multi-nivel. Exactamente igual que cuando la gente se juega el dinero en el casino o en la bolsa: aunque no tengan ni idea de lo que hacen, necesitan justificarse ante los demás y se explayan en explicaciones... los días que «ganan algo», no el resto. En realidad toda esta gente convierte a veces un hobby casi en un trabajo. Y a lo mejor hasta se sacrifica un poco para nada, basándose en falsas esperanzas. Al final, no disfrutan de su experiencia en Internet. Y no hacen disfrutar a los demás. Y todo por un puñado de dólares.

5. Un porcentaje enorme de la publicidad está diseñada para engañar. Especialmente a los niños y a las personas más débiles. En televisión sólo pueden mentir diciendo que lo que anuncian es mejor, más barato, más nuevo, más sabroso o que lava más blanco. Nunca te dirán, por ejemplo, que vas a morir. Pero Internet es el caldo de cultivo ideal para la publicidad realmente engañosa, porque es menos controlable que otros medios. Muchos anuncios de recargas de móviles, logos, tonos y juegos llevan a trampas en números 806 de tarificación adicional, de cuestionable legalidad. Otros anuncian servicios P2P (como eMule, eDonkey) que de por sí son gratuitos. La publicidad de contenidos sexuales para adultos emplea el mismo sistema y esconde fraudes aprovechando que poca gente reclamará. De hecho, Internet está llena de porno, pero casi todo es publicidad porno - no hay apenas contenidos porno gratuitos. Los anuncios de casinos y sitios de apuestas buscan el oscuro lado ludópata de las personas más débiles, con menos autodefensas o fuerza de voluntad. Pasan por alto la legislación que prohibe esos anuncios en el Mundo Real™ o incluso la propia existencia de esos negocios en ciertas ciudades o países. Los abogados les asesoran bien. Estoy seguro de que si pudieran inventar que la gente fumara o bebiera alcohol conectándose a través del puerto USB, lo harían.

6. La publicidad contamina la Red, en especial los buscadores. La utilización de publicidad en forma de enlaces de texto, por ejemplo, es engañosa y contaminante. Pretende estar dirigida a las personas que leen las páginas aunque en realidad sólo sirve para la lean los robots de los buscadores, como Google. Pretenden «chupar» y «transmitir confianza» (en forma de PageRank) de sitios importantes, aprovechándose de la reputación de esos sitios en que ponen la publicidad. Algo que de otro modo nunca conseguirían. Y todo esto, sólo para aparecer más arriba, mejor «posicionados» cuando la gente busca ciertas palabras en Google o Yahoo. Al existir este formato de publicidad, del cual son culpables tanto los anunciantes como quienes admiten esos anuncios, el orden natural de los resultados de búsqueda queda contaminado. Puede aparecer más arriba quien más dinero tenga, no quien más relevancia tenga. Quedan contaminados los servicios principales, más importantes y más usados de la Red: los buscadores. Cuando una persona va a un buscador da por supuesto que los primeros resultados naturales serán los mejores, no los que más dinero haya gastado en una campaña de publicidad. Los marketoides creen lo contrario.

7. Mucha publicidad no está identificada: es engañosa y deshonesta. Como si fuera motivo de vergüenza, muchos sitios web y muchos anunciantes se niegan a marcar la publicidad con un claro letrero que diga «PUBLICIDAD». A pesar de que la ley obliga a ello en muchos países. Muchos sitios simplemente no ponen nada. Otros utilizan eufemismos como «Recomendamos», «Sitios Seleccionados», «Pub», «Top 123», «Selección», «Agradecimientos a» y similares. Algunos sitios publican contenidos procedentes de contratos publicitarios, patrocinios o esposorizaciones, pero sin indicar que cobran por ello. Algunos bloggers también lo hacen, incluso hay blogs enteros que son publicidad. Esto hace que no se pueda confiar en la honestidad de muchos sitios web, ni en los contenidos que publican. Hay que hacer un esfuerzo extra para distinguir los honrado de los «comprado». Además, la publicidad ni siquiera garantiza la independencia de muchos sitios web, ni de muchos medios de comunicación, argumento que suele usarse para defenderla. Todos tienen sus sesgos políticos, comerciales y empresariales, fruto de un montón de intereses ocultos y cruzados difíciles de entender para la gente corriente. Gente que sólo quería leer algo de información imparcial y honesta.

8. Todos los formatos de «spam» son publicidad. Este gran problema de Internet, de muy difícil solución en todos sus encarnaciones (correo electrónico, spam en comentarios en los blogs, spam en buscadores, etc.) tiene un origen sencillo de entender: la publicidad masiva y de bajo coste es rentable. Si alguien manda un millón de anuncios de Viagra y sólo un par personas compran, eso es suficiente para rentabilizar el negocio. Esas faltas de respeto a la privacidad y esos absusos de la arquitectura barata de Internet son lamentables, y no hay años de cárcel que compensen el tiempo que ha perdido en combatir el spam toda la población mundial de Internet. Por suerte, el spam es ilegal desde hace poco. No todos los publicitarios son spammers, pero todos los spammers basan su negocio en la publicidad. Llenan el tráfico de Internet con su correo basura, sus millones de páginas web falsas, sus granjas de enlaces, sus contenidos falsos, sus robots que spammean comentarios en los weblogs. Por desgracia, para muchos negocios que no entienden bien las reglas de Internet, la tentación de enviar correos no solicitados para vender algo es tan alta (y tan barata) que en su ansia por vender más y ganar dinero llegan a buscar y emplear cualquier resquicio legal para justificar un envío de publicidad: «Como compraste una vez un dominio en nuestro ISP, te ofrecemos ahora revelar tus fotos digitales en esta fabulosa tienda de otra empresa con la que nos hemos asociado». Oh, sí, justo estaba pensando ahora en eso, gracias.

9. La publicidad no respeta las reglas no escritas de la Web ni de Internet. Hay toda una carrera armamentística en la historia de las técnicas publicitarias que no respeta la filosofía original de Internet, ni sus «reglas no escritas», ni muchos de los estándares y tecnologías en que está basada. No es honesto abrir una ventana publicitaria cuando un usuario llega a una página web, porque no es eso lo que ha solicitado el programa navegador. Pero el crash de Internet de 2000 hizo que bajaran los ingresos por publicidad y algún idiota inventó los pop-ups para poder vender más. Y luego los pop-unders, que son lo mismo pero por detrás, inventados por otro idiota para vender cámaras web espía cuando la gente se cansó de los pop-ups. Y luego otro inventó las capas (layers) con anuncios que aparecen «encima» de la página. Y la publicidad de 10 segundos entre página y página. Y los robots que publicitan URLs en el IRC, o en otros sitios de chat. O en tu propio messenger, o cuando hablas por teléfono-IP. Y finalmente, se inventó la publicidad en los feeds RSS, que es como poner publicidad encima de la publicidad. Seamos realistas: si todas esas técnicas fueran técnicamente respetables, no existirían ni el software bloqueador de publicidad ni el «software anti-spyware». Curiosamente, años después de inventarse todas esas técnicas, ahora ese software anti-publicidad va incluído de serie en los más importantes navegadores web y sistemas operativos. Una historia muy darwiniana.

10. La publicidad en Internet es estúpida. Todas las promesas de los 90 sobre publicidad perfectamente segmentada para cada persona según su ubicación física, sus intereses, su perfil de gustos, compras, y todo lo demás, era mentira. Sencillamente, no funciona. No hay que ser ningún genio para darse cuenta de que tampoco funciona ahora, siglo XXI. Verás publicidad en inglés aunque no hables nada más que español. Anuncios de sitios que no están en tu ciudad y donde nunca comprarás. Productos para hombres aunque seas mujer, anuncios de cosas que no encajan contigo o que odias. Vaya, no es muy distinto de la televisión. En Internet esto no cambia porque es un problema tecnológico muy complejo. Ni siquiera las tiendas web tienen buenos servicios de recomendaciones para clientes de los que conocen todos sus datos, gustos y compras. ¿Qué puedes esperar entonces de un sitio al que llegas por primera vez, excepto un bombardeo masivo? Para colmo, la gente se resiste a ser «targetizada y segmentada» y además las cookies están perdiendo su efectividad para identificar a las personas que llegan a los sitios webs. ¿Dije ya que los anunciantes también son estúpidos? Bueno, se anuncian en Internet a pesar de todo esto, como si eso no fuera un problema o como si los argumentos de quienes venden espacio publicitario fueran suficientes. «Llegará a usted a una audiencia de tal y tal miles de usuaros únicos con un perfil segmentado de tal a tal edad y tal a tal sexo y...». En realidad, a ti te da un poco igual: ninguna de esas empresas te escuchará ni querrá hablar contigo. Aunque podrían hacerlo, porque a lo mejor escribes cosas sobre ellos en tu página web o en tu weblog. Sencillamente, no te están escuchando. Sólo quieren tu dinero. Bueno, ¿Queréis que os compremos productos? Pues nosotros queremos que nos prestéis atención.

M.A. Lic. Ruddy Miguel Girón López
Curso Géneros Periodísticos II Año 2008
Universidad de San Carlos de Guatemala
Escuela de Ciencias de la Comunicación
Plan de Autoformación a Distancia -PAD-

El Reportaje. Documento para clase del 11/10/08.

Reportaje

El reportaje (del italiano reportagio) es un relato periodístico de historias protagonizadas por personas a las que se relaciona con su contexto. Se basa en un testimonio lo más directo posible que explica con palabras, imágenes, y desde una perspectiva actual, acontecimientos de interés público.

En cuanto a su estructura, el reportaje permite integrar prácticamente cualquier posibilidad narrativa siempre que no altere la veracidad del relato (se puede intercalar el lead de una noticia con una entrevista o declaraciones acotadas) en el que no caben valoraciones personales.

La entrevista y la encuesta se utilizan como elementos auxiliares en lo que a explicación de hechos se refiere. Aquí se describe la personalidad, tanto objetiva como subjetivamente, es decir, con la mayor cantidad de detalles y circunstancias que enmarcan su existencia.

Un reportaje de semblanza dejará al lector con la sensación de conocer a fondo a la persona entrevistada: sus virtudes, defectos, habilidades, sentimientos, preferencias personales, su pasado, sus valores actuales y su visión y ambición hacia el futuro.

Tipos de reportaje

• Científico: Este tipo de reportaje destaca los avances y descubrimientos científicos más recientes. Interpreta los términos científicos haciéndolos entendibles para receptores de todo nivel cultural. Los reportajes médicos, ecológicos, astronómicos, bioéticos, etc.

• Explicativo: Se presta a ahondar en hechos de trascendencia entre la opinión pública, tiene un fondo predominantemente noticioso, pero detalla las causas y efectos de la noticia o serie de eventos noticiosos.

• Investigativo: El reportaje investigativo requiere una labor casi detectivesca del periodista para captar detalles completamente desconocidos sobre un hecho en particular. Requiere mucha confianza de las fuentes en el reportero, las que aportarán pruebas y documentos en muchos casos confidenciales, con la total certeza que el periodista no revelará sus nombres.
Este tipo de reportaje habitualmente contiene cifras actualizadas y datos estadísticos en relación con el tema. Por la seriedad y extensión del reportaje (normalmente una serie de ellos), a veces requiere la participación de dos o tres periodistas que deben profundizar y verificar la información, así como evitar filtraciones o fugas informativas antes de la publicación de la investigación periodística.

• De interés humano: Es aquel que esta centrado en una persona o en una colectividad, dando relevancia a su vida o a un aspecto de su vida.

• Libre: el reportaje libre nos presenta una estructura a elección, y menos extenso que los otros. Se utiliza mayormente en los niños que hacen tareas.

La clasificación del reportaje se puede llevar a cabo con base en criterios de contenido o puramente formales. También se puede clasificar el reportaje por la estructura que adopta (docudrama, documental, series, informativos especiales...)
No hay que confundir el gran reportaje con el documental, cuya principal característica es su atemporalidad, ya que en general su objeto está desligado de la actualidad inmediata. Sin embargo, ambos admiten una cierta seriación, pese a que el reportaje tiene que estar anclado en la actualidad.

Tampoco hay que confundir el gran reportaje (que se basa en el relato de hechos presenciados por el periodista) con el informe, género que se utiliza muchas veces para anunciar acontecimientos de gran interés (por ejemplo, la visita de un dignatario extranjero), como consecuencia de informaciones de relieve que los responsables de la cadena consideran que deben ser conocidas por la sociedad con cierta profundidad (un descubrimiento científico) y también como puente entre dos momentos de actualidad (un conflicto bélico donde se resume lo más importante que ha ocurrido, porque se prevé una acción de importancia próxima).

El reportaje

1. Introducción

El reportaje se caracteriza, con respecto a otros géneros periodísticos, por su diversidad funcional, temática, compositiva y estilística. Desde el punto de vista compositivo y estilístico, es un género muy versátil, ya que puede incorporar y combinar múltiples procedimientos y recursos de escritura, absorber en parte o del todo otros géneros periodísticos informativos -como noticias, informaciones, crónicas, entrevistas...- y de opinión -columnas y comentarios- y además puede asimilar parcial o totalmente géneros literarios y artísticos -como la novela, el ensayo, el short story, el cine o el teatro.

El único límite lo imponen las exigencias de claridad, exactitud y eficacia inherentes a todo periodismo informativo de calidad (1).

Como afirma Albert Chillón, la importancia que merece el reportaje es tal que debería ocupar un lugar dentro de la cultura periodística análogo al que tiene la novela en la cultura literaria. Y añade: "Gracias a su diversidad de manifestaciones, a las múltiples funciones comunicativas que ejerce y a la versatilidad temática, compositiva y estilística que le es inherente, el reportaje es con diferencia el más flexible, el más complejo y también -como la novela- el más camaleónico de los géneros periodísticos" (2). En definitiva, se trata de un género que puede satisfacer todas las exigencias del lector contemporáneo y, a la vez, permitir al reportero captar con profundidad la realidad, llegar a la esencia de los hechos y de los acontecimientos.

2. Definición y clasificación

Se han hecho muchas definiciones del género reportaje, la mayoría de autores como Emil Dovifat, Martín Vivaldi, Martínez Albertos, etc. La que Xosé López y Miguel Túñez hacen, si bien no es necesariamente la más acertada, sirve para una aproximación definitiva a una definición correcta: es un género informativo en el que se refieren hechos que no tienen por qué ser estrictamente actuales, con un estilo informativo que permite más libertad que la noticia, y sin continuidad en el temario de los medios (3).

Establecer una tipología correcta es una cuestión difícil debido a las múltiples posibilidades de clasificación que existen. Al igual que ocurre con la definición, los expertos ofrecen diferentes visiones que no voy a desarrollar aquí. A modo de síntesis, se puede afirmar que existe una tendencia bastante generalizada a hacer una distinción entre el reportaje objetivo como género informativo, y el interpretativo, donde si bien el periodista no opina directamente, sí puede incorporar elementos analíticos.

Aunque algunos autores ya defendieron una clasificación de los géneros periodísticos en base a criterios (4), es muy acertada la de Albert Chillón, que alude a tipos de reportajes diferenciables entre sí en virtud de criterios diversos:
El criterio temático permite reconocer reportajes judiciales, de sucesos, de viajes, biográficos, autobiográficos, de sociedad, de costumbres, de interés humano o históricos; si se tienen en cuenta las funciones que ejercen y las modalidades de tratamiento de la información, pueden distinguirse reportajes informativos, interpretativos, de investigación, de precisión, de saturación, de encuesta, de pronóstico o de servicios; si se considera el formato, reportajes breves, grandes reportajes, reportajes seriados, informes, dossiers, etc.; si las características estéticas y formales, reportajes narrativos, explicativos, descriptivos, de citas, así como modalidades híbridas tales como el reportaje-diario, la crónica-reportaje, el reportaje cinematográfico, el reportaje epistolar, el teatro-reportaje, el feature, el reportaje novelado, y la novela-reportaje; en último lugar, ateniéndonos al soporte y al canal de difusión, se puede hablar de reportajes impresos, televisivos, radiofónicos, cinematográficos, videográficos, libros-reportaje, etc. (5).

3. Breve historia del reportaje

Como dijo Martín Vivaldi, "el reportaje es tan antiguo como la Humanidad" (6), y es de suponer que siempre hubo hombres dispuestos a contar aquellos sucesos o hechos de que habían sido testigos y que se consideraban dignos de ser conocidos y, por tanto, divulgados.

También Albert Chillón se sitúa en esta línea, al afirmar:
(...) la función de reportar novedades, noticias o testimonios es probablemente tan antigua como la misma existencia de la escritura, el género reportaje como tal se ha ido configurando a medida que la cultura periodística ha diversificado sus funciones y refinado sus técnicas (7).

Y al tratar de determinar en qué momento de la historia se produce su nacimiento, Chillón señala:
"A mi parecer, va a nacer de la literatura testimonial tradicional -especialmente de las crónicas, relaciones epistolares, estampas costumbristas y relatos de viaje-; se va a ir configurando aproximadamente durante la primera mitad del siglo XIX, con la sustitución de la prensa de partido (...) característica del siglo XVIII por la prensa informativa de amplia difusión; y se va a consolidar, entre las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, con el advenimiento de la denominada sociedad de comunicación de masas, de la mano de las agencias de noticias, los documentales cinematográficos, los informativos radiofónicos y, sobre todo, de los magazines ilustrados y los grandes diarios de información general (8).

Alrededor de la mitad del siglo XX, los responsables de periódicos se dieron cuenta de que el mundo se había convertido en algo tan complicado en sus políticas, sus economías y sus ideologías, que era necesario apoyar los textos con comentarios para presentar las noticias de una forma clara; de esta manera, los directores se inclinaron hacia lo que llamaban "reportaje interpretativo" (9). Así es cómo surge una modalidad de reportaje diferente y superadora del concepto clásico representado por el reportaje objetivo.

Es durante las décadas de los 50 y 60 cuando el llamado "gran reportaje" o reportaje en profundidad vive sus momentos dorados. Lo que había empezado como una modalidad periodística típica de las revistas gráficas, saltaba a los periódicos diarios mediante una serie de adaptaciones.

De este modo, el reportaje interpretativo se convirtió a principios de los 70, en una de las piedras angulares y básicas del llamado "Nuevo periodismo", que, según Sebastiá Bernal y Albert Chillón, designa un heterogéneo conjunto de obras y autores cuyo denominador común consiste, en primera instancia, en su más o menos drástica distinción con respecto al periodismo escrito convencional publicado en Estados Unidos hasta los primeros años de la década de los sesenta (10).


La periodista Maruja Torres da una definición muy simplificada, aunque no por ello menos correcta, del nuevo periodismo, haciendo alusión a la tan estudiada relación del periodismo con la literatura (11). Para ella no es sino "una cosa que ha estado de moda en los Estados Unidos, pero que no consiste en el fondo más que en enfocar el periodismo como si fuese literatura" (12).

Cuando en 1976 apareció en España la primera edición de "El nuevo periodismo", de Tom Wolfe, considerado por muchos como el principal representante de esta nueva tendencia, profesionales como Vázquez Montalbán, Francisco Umbral, Rosa Montero, Manuel Vicent, o Maruja Torres, entre otros, llevaban ya algún tiempo rompiendo con el aburrimiento de la prensa española tradicional. Este hecho prueba que ha sido exagerado el pretendido carácter innovador de conocidos periodistas norteamericanos como Wolfe, Southern, Greenfield, Thompson, etc.

Lo que sí parece claro es que uno de los rasgos más destacados de esos años es la crisis del denominado "estado de bienestar". Este fenómeno se manifestó de forma particular en las generaciones más jóvenes de la época, que pusieron en entredicho los fundamentos del orden social vigente.

En la actualidad, puede decirse que el nuevo periodismo es un fenómeno prácticamente acabado, y la publicación de sus trabajos se ve reducida a suplementos dominicales y algunas revistas y diarios convencionales.

Sobre el tipo de reportaje que hoy se publica en la prensa, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, existen opiniones muy dispares. Hay autores que encuentran motivos para opinar que el reportaje es un género abocado al fracaso y que su fin está próximo, pero las razones que me llevan a pensar lo contrario están suficientemente fundamentadas como para defender con solidez la visión que expongo a continuación.

4. El reportaje de hoy y del mañana

Actualmente, los reportajes suelen relegarse en la práctica a una serie concreta de secciones no consideradas centrales de los periódicos, un hecho que, según Sebastiá Bernal y Albert Chillón, "da cuenta de la escasa importancia y 'seriedad' informativa que los responsables de los diarios le otorgan"; y añaden: "Se da una relegación de los textos informativos de creación a las secciones y unidades periféricas del diario, del centro 'serio', 'objetivo' y 'ponderado', donde se ofrece la información considerada fundamental" (13).

Valga como ejemplo el diario El País en España, donde casi todos los reportajes se ven relegados a las secciones de Cultura, Espectáculos, Contraportada, Sociedad y suplemento dominical. Este hecho se repite en muchos otros diarios, sea cual sea su procedencia, y viene a confirmar, defendiendo la opinión de Bernal y Chillón, la consideración que los periódicos prestan a los géneros más creativos valorándolos como textos secundarios.

Retomando el caso de El País, el hecho de que la mayoría de los reportajes tiendan a concentrarse en unas pocas secciones podría llevar a pensar que este género está condicionado por ciertos temas, pero quizás dependa más del talante de los profesionales y de las rutinas periodísticas que de los ámbitos temáticos de las secciones en las que aparecen.

A pesar de lo dicho, la prensa de masas, desprovista del monopolio de la información por los medios audiovisuales y por las nuevas tecnologías de la información, sí va demostrando desde hace unos años sensibles transformaciones técnicas, productivas, estéticas, temáticas y estilísticas.

En los textos informativos convencionales, la desaparición del autor, que es eclipsado por el periódico o institución para la que trabaja, homogeneiza los estilos y los modos de informar y ofrece una falsa apariencia de neutralidad, objetividad, imparcialidad, apoliticismo e independencia informativa, mientras que los denominados "productos informativos de creación" (14), y más en concreto el reportaje, devuelven a los lectores la certeza de estar siendo informados por una persona reconocible -no olvidemos que los reportajes, por norma general, se publican firmados-, dotada de un estilo personal y susceptible de equivocarse.

La realidad que nos rodea es cada vez más compleja y el lector contemporáneo es diferente y se ha creado nuevas necesidades y exigencias, no sólo de estar informado conociendo lo que ocurre sino también por qué, para qué y cómo ocurre. Esto determina la necesidad de nuevos métodos y técnicas a la hora de escribir, que se encuentran sintetizados en el que debería ser el género predominante por excelencia en las próximas décadas, el reportaje.

A modo de ejemplo, los resultados de una encuesta hechos públicos en el Congreso Internacional de Prensa, celebrado en Amsterdam en junio de 1997, dan a conocer que el 50% de los lectores de prensa adultos considera "muy importante" la publicación de reportajes de investigación, y un 64% declara que leería más la prensa si los periódicos ofrecieran una mayor explicación de temas complejos (15).

Obviamente, no se puede ignorar la postura que toman los estudiosos que auguran el fin del nuevo periodismo, y en cierto modo del género reportaje. Defienden su postura, argumentando que es evidente el incremento del número de fotografías y la reducción de texto en las páginas de los periódicos, y que aunque el lector desearía más géneros interpretativos, se impone la necesidad de reducir el número de páginas, debido a los elevados costes del papel en el mercado (J. Lluís Gómez-Mompart, Santiago de Compostela, 1995).

En contrapartida, los beneficios que aporta este tipo de géneros no son pocos. Esto lo constata Martín Vivaldi en sus comentarios sobre el gran reportaje, extensibles a cualquier reportaje elaborado con verdadera profesionalidad, independientemente de su extensión:
Cumple una misión, no sólo informativa sino cultural de primer orden. Informa a los lectores, comunica cuanto de comunicable haya en el mundo y, al propio tiempo, conforma sus gustos, afina el paladar literario del público lector, porque la información realizada y trabajada con altura, con nivel literario y precisión periodística -incluso con preocupación filosófica- puede ser (...) una poderosa fuerza educativa (16).

No debemos olvidar al periodista, más concretamente el reportero. Éste debería contar con las condiciones necesarias para salir de la rutina de trabajo que supone escribir diariamente informaciones "en serie", y que le permitan captar cualquier aspecto de la realidad -tanto político como económico o social- con profundidad, llegar a la esencia de los hechos y ofrecérselos al lector analizados detalladamente.
En relación con lo anterior, J. Antonio Zarzalejos, director de El Correo Español-El Pueblo Vasco, niega el declive de este género y está convencido de que se camina hacia un periodismo más interpretativo de las noticias, que los lectores ya no se conforman con la información efímera, y que cada vez se hace más patente la necesidad por parte de los periódicos de recuperar el protagonismo de géneros como la entrevista, la crónica o el reportaje, además de incorporar profesionales de calidad que permitan a la prensa cumplir con su función adecuadamente. (J. Antonio Zarzalejos, Santiago de Compostela, 1998).

5. Conclusiones

Actualmente, la función puramente informativa es cubierta por los medios de comunicación hegemónicos como la radio o la televisión con una inmediatez insuperable por la prensa. Por ello el periodismo más creativo, más literario, debería extenderse a todas las páginas de los periódicos, como respuesta a unas necesidades del lector que los medios audiovisuales no cubren.
Los productos informativos de creación, y el reportaje en mayor medida, son la clave para imaginarse cómo será la prensa en las próximas décadas, cuando adquieran más importancia en las páginas de los periódicos la reflexión, la crítica y la interpretación sobre las informaciones ofrecidas masiva e instantáneamente por los nuevos medios emergentes -como Internet- de la nueva era multimedia que estamos viviendo.

Como señalan Bernal y Chillón:
"El abandono efectivo de su primigenia función informativa en manos de los mass-media audiovisuales y de los futuros medios basados en el desarrollo de la telemática conducirá irremediablemente a la prensa hacia la adopción de funciones de profundización, contextualización y argumentación de las noticias "duras" servidas a través de aquellos canales" (17).

Su convencimiento es tal que extienden sus predicciones, augurando el protagonismo de los géneros interpretativos más allá de la prensa diaria:
"Junto con el previsible incremento de la importancia de los géneros interpretativos tradicionales, es posible prever el desarrollo de nuevas concepciones y prácticas informativas que, en su caracterización formal, estilística y estructural, se asemejarán a los modelos que hoy son patrimonio exclusivo de los medios escritos de periodicidad semanal o mensual" (18).

En concordancia con estos autores, es de esperar que la prensa, si actúa de manera inteligente, abdicará de los modelos inspirados en el periodismo hegemónico anglosajón. Si los gestores de la información escrita quieren afrontar con éxito los numerosos retos que se avecinan y sobrevivir ante los nuevos medios, este hecho deberá ser una realidad más que un boom coyuntural como el que pareció suponer el nuevo periodismo estadounidense.

BIBLIOGRAFIA

BERNAL, SEBASTIA y CHILLON, LLUIS ALBERT, Periodismo informativo de creación. Barcelona, Mitre, 1985.
CASSASUS, J. Mª y NUÑEZ LADEVEZE, LUIS, Estilo y géneros periodísticos.
CHILLON, LLUIS ALBERT, La literatura de fets. Barcelona, Libergraf, 1994.
CHILLON, LLUIS ALBERT, Literatura y periodisme. Literatura periodística y periodisme literari en el temps de la post-ficció. Valencia, Univ. de Valencia, U. de Alicante, Jaume I de Castelló, 1993.
LOPEZ, XOSE y TUÑEZ, MIGUEL, Redacción en prensa: a noticia. Lea, Santiago de Compostela, 1995.
LUTHER MOTT, FRANK, A history of American magazines. Cambridge, 1968.
MARTIN VIVALDI, GONZALO, Géneros periodísticos. Madrid, Paraninfo, 1987.

Notas

Aunque las alusiones al reportaje en las más importantes obras sobre teoría, historia y técnica del periodismo son constantes, no se han escrito monografías que se puedan considerar satisfactorias. La explicación de esta falta hay que buscarla, primero, sin duda, en la adolescencia de los estudios periodísticos, marcados en general -con contadas excepciones- por el espíritu normativo y por la falta de rigor teórico e historiográfico, entre otras cosas.

La abundancia bibliográfica sobre periodismo es pródiga en alusiones a la técnica del reportaje, pero sorprendentemente faltan obras específicas de carácter teórico e histórico que puedan fomentar una reflexión sistemática y rigurosa sobre el género. Las principales contribuciones al estudio del reportaje proceden de Estados Unidos y, en menor medida, de Alemania y Francia. Son, en su mayor parte, anuales de contenido general, dedicados a la didáctica del reportaje, y suelen tener un carácter prescriptivo, poco proclive al análisis y la descripción del género.

Albert Chillón, La literatura de fets, Barcelona, Libergraf, 1994).
(1) Lluís Albert Chillón, La literatura de fets , Barcelona, Libergraf, 1994.
(2) Ibídem.
(3) Xosé López y Miguel Túñez, Redacción en prensa: a noticia, Santiago de Compostela, Lea, 1995.
(4) Puede verse en las páginas dedicadas a "Análisis del sistema teórico de los géneros periodísticos", en Estilo y géneros periodísticos, de J. Mª Cassasús y Luis Núñez Ladeveze.
(5) Lluís Albert Chillón, La literatura de fets, Barcelona, Libergraf, 1994.
(6) Gonzalo Martín Vivaldi, Géneros periodísticos , Madrid, Paraninfo, 1987.
(7) Lluís Albert Chillón, La literatura de fets , Barcelona, Libergraf,1994.
(8) Ibídem.
(9) Frank Luther Mott, A history of American Magazines. Vol. V: Sketches of 21 magazines(1905-1930) Cambridge, Mass., 1968.
(10) Sebastiá Bernal y Lluís Albert Chillón, Periodismo informativo de creación , Barcelona, Mitre, 1985.
(11) Para una información más detallada sobre esta cuestión Albert Chillón, Literatura y periodisme. Literatura periodística y periodisme literari en el temps de la post-ficció, Valencia, Univ. de Valencia, U. de Alicante, Jaume I de Castelló, 1993.
(12) Sebastiá Bernal y Lluís Albert Chillón, Periodismo informativo de creación, Barcelona, Mitre, 1985.
(13) Sebastiá Bernal y Lluís Albert Chillón, Periodismo informativo de creación, Barcelona, Mitre, 1985.
(14) Sebastiá Bernal y Lluís Albert Chillón, Periodismo informativo de creación, Barcelona, Mitre, 1985.
(15) McKinsey & Company, Circulation winners-presentation to the World Association of Newspapers, Amsterdam, 1997.
(16) Gonzalo Martín Vivaldi, Géneros periodísticos, Madrid, Paraninfo.
(17) Sebastiá Bernal y Lluís Albert Chillón, Periodismo informativo de creación, Barcelona, Mitre, 1985.
(18) Ibídem.

Genéros Periodísticos II Año 2008
Universidad de San Carlos de Guatemala
Escuela de Ciencias de la Comunicación
Plan de Autoformación a Distancia -PAD-
M.A. Lic. Ruddy Miguel Girón López